Eran las piernas más hermosas que jamás había visto y eran tres.
Su nombre era largo como sus piernas y númerico, pero yo le decía morocha, en honor a esa especie de cabellera gelatinosa y oscura que cubría casi todo su cuerpo.
Al segundo dia, del primer encuentro del tercer tipo, fue cuando en un cuarto de mi quinta, nos dimos nuestro sexto beso.
Parecía, más bien una marciana lunática por su mirada violeta y penetrante. Nuestras conversaciones se limitaron a extraños sonidos guturales y a mil y un caricias provenientes de sus cuatro manos actuando en simultáneo.
Intuí claramente sus intenciones de procrearse, ante lo cual plantee mediante señas que n er lo más recomendable en este momento (*ver video al pie del testimonio) y que podriamos replantear la situación para un fturo no muy lejano, en verdad se lo dije para planear un segundo encuentro.
Durante esos días me despertó con el desayuno, líquido que parecía mate cocido por su áspecto verde, pero tenía gusto bien diferente, planeamos una fuga hacia Venus, le obsequié un celular del cual se comió el chip, y al finalizar la semana le dije que necesitaba un tiempo, que la monotonía había desgastado nuestra relación (*ver video al pie del testimonio) y que lo mejor sería cortar nuestro amor por unos días, para saber cual era el verdadero sentimiento que nos unía.
Algunas personas dijeron que durante esta semana sufrí fuertes dolores de cabeza y fiebre, otras personas demostraron extrañarme, pero la verdad es que yo pase una semana de otro mundo. Qué Buena Vida!!! jajajaja
Emmanuel Perèt
viernes, 18 de abril de 2008
domingo, 13 de abril de 2008
Orígenes!
Este es un texto publicado cuando tenía 17 años en una revista llamada "El Censurado" de ahí el nombre del blog, era una revista mensual, y como verán poca tecnología pero mucha voluntad jaja la publicaba en el colegio y se la vendía a todos los profesores y alumnos interesados en acceder a una especie de literatura vulgar con buen humor.
miércoles, 2 de abril de 2008
Entre dos islas, un mar de esperanza.
El bolso con su ropa ya estaba preparado, la madre lo despertó con el desayuno, el le dio un beso en la frente antes de irse y se fue.
Su hijo se había marchado por un tiempito al sur, el país no estaba bien, las islas estaban ocupadas.
La madre, como una Penélope a su marido, espero a su hijo, y lo espero, día a día, por meses, por años. El hijo nunca volvió. La guerra había terminado, una víctima entre tantas, una esperanza entre tantas.
La madre esperaba la llegada de su hijo sano y salvo, pero en su representación llegó una carta, anunciando que esto era imposible.
Pero sucede que la palabra imposible, no posee lugar en la esperanza de una madre por ver a su hijo volver a su casa, entrar por la puerta sonriendo, para abrazarla y decirle que fue todo un error y que él se encuentra bien.
Los años pasaron, y un buen día, la puerta se abrió, su hijo entró. La madre emocionada lo abrazó hasta sentir los latidos de él en su propio pecho, juntos se fueron a acostar y juntos se durmieron.
Al día siguiente, solo el sol amaneció. La madre, feliz en este momento, yacía sola en su cama, hacia ya dos días.
Emmanuel Perèt
Pd: Existen dos mundos que buscan la verdad, la razón que da cuenta de una verdad relativa en tiempo y espacio, y la fe que se ocupa de una verdad “trascendental” de los elementos terrenales. Para una madre que espera a un hijo, que nunca volverá, la esperanza es la razón de su fe, que se renueva día a día, aún contra la imposibilidad de la realidad. Las Islas Malvinas son Argentinas.
Su hijo se había marchado por un tiempito al sur, el país no estaba bien, las islas estaban ocupadas.
La madre, como una Penélope a su marido, espero a su hijo, y lo espero, día a día, por meses, por años. El hijo nunca volvió. La guerra había terminado, una víctima entre tantas, una esperanza entre tantas.
La madre esperaba la llegada de su hijo sano y salvo, pero en su representación llegó una carta, anunciando que esto era imposible.
Pero sucede que la palabra imposible, no posee lugar en la esperanza de una madre por ver a su hijo volver a su casa, entrar por la puerta sonriendo, para abrazarla y decirle que fue todo un error y que él se encuentra bien.
Los años pasaron, y un buen día, la puerta se abrió, su hijo entró. La madre emocionada lo abrazó hasta sentir los latidos de él en su propio pecho, juntos se fueron a acostar y juntos se durmieron.
Al día siguiente, solo el sol amaneció. La madre, feliz en este momento, yacía sola en su cama, hacia ya dos días.
Emmanuel Perèt
Pd: Existen dos mundos que buscan la verdad, la razón que da cuenta de una verdad relativa en tiempo y espacio, y la fe que se ocupa de una verdad “trascendental” de los elementos terrenales. Para una madre que espera a un hijo, que nunca volverá, la esperanza es la razón de su fe, que se renueva día a día, aún contra la imposibilidad de la realidad. Las Islas Malvinas son Argentinas.
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